Este regalo es para Pedro, que tuvo la mala suerte de nacer con gustos finos. El señorito ya está harto de hacerse su café en la estufa y, después de trabajar en una tienda de máquinas de café italianas, se muere de ganas de hacerse espressos. Este regalo tiene la ventaja de que si nos vienen a visitar, Pedro les hará sus espressos, macchiatos, capuccinos y demás; así que puede que les regrese la inversión.